domingo, 20 de diciembre de 2009

Parte 5

Mi diáfana figura despertó, mi finita felicidad (porque así somos, finitos) de estar y ser, de percibir a través de mi piel y ojos los rayos del nuevo fuego. Intenté tocar París y el Polo norte con mis extremidades, saqué mi lengua para que se asoleara con el sabor del AM, parecía tener una granja de arañas sobre mi cabeza, escapé sigilosamente del rectángulo cómodo para evitar que regresaras a la realidad, antes de eso mis visores mariposa te captaron. Regresé al santuario de texturas, colores, sabores repugnantes, vapores y olores artificiales.

La mañana caminó junto a ti. Partimos de mi melocotón hogar, seguiste tu sendero y yo me guié por un caminito de hojas. Llegué con mi destino, mi sátira amiga, saltó sobre mí para estrujarme, gritar risas y apelotonar atropelladas palabras. A coro proseguía, armonioso nuestro viento sonoro. Ella profundísima era, sabia, exprimiendo cariño… la quiero en verdad.


Sus intermedias palabras para mi fueron: ¡Doncella mía! Atrapé flagrante a la falaz de la vida, desnudándose ante mis ojos, arrancando su piel con cierta ternura, exclamando blasfemias, agonizando por reinar cobre mí, cantándome pata seducirme, arrastrando su cuerpo en putrefacción sobre la tierra fértil… al ver su retrato sané mi ceguera.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Dulce


Santa María de los Buenos Aires...

El piso



Otra chueca!! aash!!!

Dulce


Diego


Parte 4

:)

Abrasé la palma creadora de “Yo” con mi manifestadora libre, fluyendo, nos colocamos los tres paralelos sobre las sábanas sin despegar nuestras manos. Mi nariz se embriagaba con tu aliento; “Yo” rayoneó una sonrisa en mi rostro y pecho, acto seguido, te rodeé con mi cuerpo. La hermosa espalda prolongada y emplumada de “Yo” nos cubría. Solté carcajadas acompañadas de pececillos policromáticos al darme cuenta del trabalenguas humano que somos. Tu mirada centelleaba al mismo tiempo que tocaba mi orquesta.

Ocurrió entre tus esponjosos, delgados, amables, sangrientos, músicos, suaves, amantes, escaladores, marinos labios un coito con mi expresión, luciérnaga, fugaz, chocolate, cempazúchitl, pintora, natural boca… y así quemé mi despilfarro de acciones y producción de ácido aniquilador amarillo.

Mientras nos ocupábamos en intercambiar gases fértiles, de manera grácil cual sombras escapadas, el hermoso Urano africano yacía poderoso en su trono, con sus musas regadas; observándonos, contemplándonos como un fenómeno, como una danza… todo encajaba, los movimientos más delicados y explosivos que pueda haber, las flores crecían de nuestra piel, el sudor ahogando nuestros cuerpos, latidos que sustituyen a los selváticos tambores e iluminación organizada (caridad de Urano). Así continuamos hasta que el telón cayó, mis aplausos retumbaron y nuestros físicos descansaron.