jueves, 27 de enero de 2011

El erotismo

El erotismo que crean las nubes al salir de tu boca, acariciaban mis labios color vino mientras los pétalos de tu rostro rozaban mi ombligo; al oler los trozos de estrella que tu cabello enredado emanaba, sabía que no quería regresar más. El erotismo de tus venas al estrecharse contra mis ojos de almíbar, me estremecía con caramelo sobre la espalda. El erotismo de tus calles empedradas, desprendía el olor de aquella piel, café con mar. La sensualidad de tus seis cuerdas aprisionaba mi cadera, y así el chocolate ardía y danzaba. Al brotar el sonido del melocotón, los hilos de colores consumían mis senos, la verdura se enlazaba con mis dedos, y las semillas hipnotizaban la sal.

El erotismo de las fresas ahogadas en nuestras gargantas, me llenaban de euforia al escuchar tu viento sobre mi nuca. La calma de nuestras piernas soldadas, me producía una sensación de olas violentas pero amorosas. La sensualidad de tus manos, desprendía humo y pintura; charlaban conmigo y mis bordes. Tu mirada quemaba tiernamente los poros de mi piel.

El erotismo de tus brazos moviéndose con suave gracia como la leche, hacía brotar sudor de mi frente, que le regalaba zarzamoras a tus labios con encantos de sirena.

El erotismo de congelarte en el tiempo, de explotar tus mariposas y recordarte con nuevas burbujas sobre mi pecho.