sábado, 6 de marzo de 2010

Parte 6

:) ¡hola! después de una muy larga espera al fin aquí está la continuación de los cuentos^^ espero los ponga contentos ;D
¡Se siente lindo volver al blog!

Mi querida exprimió sus ideas, mientras yo me bañaba con ellas.

Ella y yo sacábamos hilos eternos multicolor y nebulosa, proviniendo de nuestras gargantas. Se fue volando, pero antes la abrasé tan fuerte que su silueta remarcó permanentemente la mía.

Las ramas me guiaban camino a treinta y cinco peldaños y una cerradura. Al entrar me deleité con las paredes, las cuales poseían duraznos clavados en serie. Hermosamente en medio de aquel cosmos, de nuevo tú… yaciendo potentemente sobre la tierra. Ahora mi espalda guiñeaba al cielo. Inhalándonos, tus notas me suplicaron: recítame cómo pasó.

Tambores y explosiones, después te devolví las letras:
“Cayendo separados cual lava ardiente, cuerpos formados por agua, troncos, semillas, soles, noche, rojo, percusiones, verde, plumas, piel y planteas enteros.
Tendida y hundida entre las rectas finas, observé el negro absoluto, olía el mundo, escuchaba la orquesta siniestra y amante, probaba las almas existentes del ahora, y sentía el aroma de algo. Fijando mi mirada en el techo, veía estrellarse contra la superficie los seres de este nuevo azul.
Me movía instintivamente, hasta que empecé a ser atraída por una figura onírica. Corría en contra de los gases, la ansiedad de llegar a dicha cosa hacía que cada vello de este cuerpo se inclinara para ayudarme y alcanzar. Volcanes gráciles e internos me envolvían en seda.
Llegué con aquella taciturna figura, usando por primera vez mi caoba, los círculos y de nuevo las medias lunas (me provocaba ardor su danza).
Frente a frente luz neón, mi brazo palpaste para con tu lentitud para asegurarte de que fuera real. Intentaste comunicarte, pero sólo tus labios emanaban aquel bizarro sonido; yo intenté forzarte violentamente a comprender mi músculo… todo en vano.
Gritábamos incontrolablemente nuestros sonidos sin sentido, hasta que callamos al captar lo patético de la situación. La Tierra nos cantaba interminablemente, tinte sangre eran tus líneas sensuales, aparentemente sólo cantabas con ellas…”

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