miércoles, 25 de noviembre de 2009

Cuento 1 (no tengo título aún).

[Acá el primer cuento :) ]

Butacas vacías y luces estremecedoras a las cuales no prestaba mucha atención, sólo me hacían recordar que dos días después estarían llenas y las luces serían más intensas y abrasadoras.

Pensar no se hace en ocasiones como esa, no cosas “malas”, no cosas “buenas”, no piensas; son momentos que en verdad disfruto, el cuerpo sólo se deja ser, de la nada brota mar de la piel, gota a gota, el aire se prueba, estás sólo (haya gente o no) y se goza, la gracia te bombardea … tanto que los pies te sangran, y a pesar de eso la felicidad brota por los poros de la boca, sonríes a las la nada, y al finalizarse las invisibles notas eres como Atenea. Se mandaron detectives por el desaparecimiento de las invisibles, en ese momento soy aún más grande que Atenea… soy yo.

Compartí risas sinceras con mí alrededor, nos abrazamos y fue todo, dos días después me reencontraría con ellos. Salí, las nubes me esperaban, una sonrisa (interna y externa) me invadía, llegué a mi hogar y removí el agua de mar con agua de ka tubería… realmente carece de sentido. Traté de seguir sin pensar, ya que la colección de emociones es mucho más importante para mi; me olvidé de mi futuro, mi pasado, sólo éramos yo, mi cuerpo que subía y bajaba, un algo naranja que me cubría, una cama donde yacía y mi sonrisa de agradecimiento. Así m quedé dormida, mis músculos se relajaron y el algo anaranjado me seguía envolviendo; en mi mundo paralelo me encontraba con un solo zapato, aunque no cualquier zapato, queenas de corazón regadas sobre un suelo de madera, y a lo lejos estabas tú encima de un pasto curioso (curioso por el hecho de que nunca antes había visto que el césped tuviera puntas moradas que danzaban).

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