domingo, 22 de noviembre de 2009

Venus no dicta

[Bueno, antes de exponerles mis cuentos les enseño una sátira pequeñita que escribí yo, acerca de los estereotipos de belleza... no critiquen mi revoltura con los dioses xD solo se me antojo ponerlos así y ya :)]

Venus se contemplaba en el río, su tez pálida como la cal, cabello largo largo, tan largo que alcanzaba a cubrir su género; este kilómetro de cabello era ondulado desde la raíz hasta, mucho después, llegar a la punta, y su color amielado era. Su cuerpo libre y desnudo estaba, sus senos descansaban sobre su pecho, sus caderas abundantes eran y sus piernas sanas la sostenían.
Paralelamente se encontraba Urano, un hombre muy bien conservado, musculoso y ejercitado. De sus brazos sobresalían montañas, su abdomen era igual a un cielo aborregado, sus piernas tenían el poder de un océano. A pesar de su fuerza el hombre tenía facciones finas y de estética rebosaba.

Al toparse Venus y Urano, una atracción inmedible los invadió, Urano sin aliento se quedó y Venus enrojeció. Se dedicaron una sonrisa y huyeron; la euforia desgarro a Urano y tanto la respiración como los latidos de Venus se aceleraban cada vez más.
Urano sin poder pensar se encontraba y Venus dichosa rondaba. Ella recostada se hallaba, yacía sobre el césped y suspiraba. Sin necesidad alguna, únicamente curiosidad, preguntó a su entorno cómo poder unirse con su amado, el Entorno contestó:
- Tu figura ha de cambiar por su puesto. –
Anonadada Venus se quedó, no encontraba ningún defecto en su figura, la apreciaba bella y delicada. El entorno habló de nuevo:
- Claramente ya no contrasta. Tu rostro no es muy simétrico que digamos, tu ceja izquierda está bastante más arriba que la derecha, tu ojo derecho tiene notablemente más pestañas que el izquierdo, tu nariz es un asco y cualquier divinidad es mucho más bella que tú. Temo que así no podrás conquistarlo.
Desilusionada Venus se marchó… ¿Creer o no? …
Mientras pensativa caminaba contra un cuerpo impactó, notó que un fino rostro la observaba y su respiración volvió a agitarse al captar a Urano. Sus nombres compartieron y en un abrazo se entregaron. Partieron. La felicidad los invadía.
Ahora sin pregunta previa Entorno interrumpió:
- ¡Mujer! ¿Por qué vestida no te encuentras? Urano amor mal de ti puede pensar, aunque desnudo también esté, coloca varias capas de tela sobre ti, al ras del suelo y con un escote lo más al ras del suelo que se pueda. Con eso seguro caerá.

Venus, tentada por la idea, a Entorno obedeció. Cuatro tipos de tela sobre ella colocó, pesadas e incómodas, que al suelo besaban. El no ver sus piernas la desconcertó, sus soportes habían sido sustituidos por oscuras mantas. Cortó las telas del pecho de tal manera que sólo cubrían de su pezón para abajo. El Entorno aplaudió. Venus confundida quedó.

Al reencontrarse con Urano, éste emanó una mueca de sorpresa y desagrado, el amado cuerpo de Venus se prohibió, y su deseo de volverlo a encontrar se acrecentó. Estando junto a Venus, Urano extraño se percibía por su falta de mantas. En su próximo encuentro a ambos les costará trabajo caminar por el peso de dichos trapos.

Entorno nuevas reglas dictó:
-Pintura en el rostro has de aplicar y tus senos y abdomen hay que presionar para tu figura adelgazar. Regordeta estás, niña, y eso inaceptable es.

De mala gana, pero esperando una respuesta positiva de Urano, Venus cubrió su cara con una espesa, blanca y mal oliente pasta; encima de esa masa sobre su cara aplicó colores rojos, azules, lilas y magentas para hacer notar sus labios, mejillas y ojos. Quedando su rostro como marfil, con textura de lodo y colores de mal gusto se procedió a presionar su tronco. El aparato de tortura le impedía respirar, sentía que su cuerpo se desbordaba y todo lo contrario a bella se sentía. El toque final fue recoger el hermoso y largo cabello de Venus, y apelotonarlo hacia arriba. Al verse con Urano se sentía bastante patética y, para ella, Urano lucía bastante estúpido también. Sólo se compartieron y se hacían del rogar.

Nuevamente Entorno regañó a Venus:
- ¡Quita el excesivo color de tu cara! Es demasiado blanco, tu ropa muy pesada y grande es, no me importa cómo pero más delgada debes ser, para lucir más larga, y lo más importante … tu cabello no más abajo del hombro debe estar.-

Venus enojada y atolondrada preguntó la razón… ¡hace un momento era todo lo contrario! El Entorno respondió a su pregunta:
-Ahora todo cambió, no es tu época y realmente no te incumben las razones por las que cambió.-

Como pudo su grasa quemó, limpió su cara y con una tela más ligera y amistosa se cubrió. Derramando una lágrima su cabello cortó. Sobre su cara colocó una nueva pasta, menos ruda y con más color, que Entornó le había intercambiado por su cabellera. Mientras untaba al asesino sobre su cara pensaba en Urano y en su desnuda figura.

Urano se empezaba a hartar de los constantes y radicales cambios de Venus en su figura, porque él sentía una necesidad de imitarlos.
Ahora Urano vestía siempre presentable, sombrero y traje lo acompañaban siempre (por consejo del Entorno).

Venus se veía triste, delgada estaba, y ahora su corto y débil cabello teñía de dorado, impuesto como ley por el dichoso Entorno.
El alrededor-entorno le removía la comida a Venus, ésta enfurecía, le parecía que ya estaba lo suficientemente delgada; a esta rebeldía le contestaban:
-¡No es suficiente! ¡Mírate! No estas delgada, menos debes comer y más grasa debes exprimir.-

Enfurecida, odiando, escupiéndole a su figura y a su cabello… maldiciendo al Entorno. Éste vivía saboteando su mente, inyectándole las ideas que quisiera. No saciaba su sed, se alimentaba de la grasa que Venus expulsaba, a la fuerza, de su cuerpo, pero nunca era suficiente. En huesos literales yacía la nueva Venus, cualquier tela la podía envolver fácilmente, el entorno le aplaudió nuevamente y Urano amado la abrazó mientras la tristeza lo desgarraba.

1 comentario:

  1. Grandioso t quedo increible, tu escrives mucho mas fluido q yo tk
    -Plmx

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